Por: Enrique Escamilla
Huracanes que parecen de película, terremotos, inundaciones. Algo nos dice el planeta y se plantea si somos capaces de responder. El sistema orgánico es simple en todas las formas que conocemos, ataca a aquellos organismos que lo dañan para sobrevivir.
Así como el cuerpo humano responde a los virus, o los chimpancés remueven microorganismos de sus cuerpos cuando estos los están dañando, así el planeta parece responder a estos organismos vivientes que lo dañan constantemente: los humanos.
La contaminación, la deforestación, la pesca desmedida, la cacería en masa, la producción masiva de especies de consumo, y otras muchas actividades que potencializan el “desarrollo” de la raza humana, generan en el planeta cambios devastadores. El plantea es tan grande que ha soportado por siglos que el ser humano se aproveche de los recursos que en él habitan, sin embargo podemos estar llegando al límite.
El cambio climático, las nevadas en lugares donde normalmente no caía nieve, las altas temperaturas extremas, las lluvias torrenciales que devastan ciudades, los tsunamis que arrasan con todo a su paso, son solo efectos del comportamiento natural del planeta. Sin embargo es necesario preguntarnos qué tanta influencia tiene el ser humano en estos efectos. Posiblemente mucha.
Algunas teorías sobre la afectación del desarrollo de la raza humana sobre el planeta consideran que los cambios que suceden están directamente ligados a la actividad humana. Pero por otra parte hay algunos que no piensan así. El caso más reciente y considerablemente más alarmante es la política implementada por la administración del gobierno de los Estados Unidos, que considera que el desarrollo de los seres humanos no debe limitarse por teorías de conservación del medio ambiente.
Este tema, que causa gran debate mundial, retoma su polémica cuando suceden eventos naturales catastróficos. No hay duda que el ser humano tiene una tendencia al pánico y que por algún motivo considera que en cualquier momento el caos natural vendrá a terminar con la vida como la conocemos.
Aun así, es importante reflexionar qué hacemos cada uno de nosotros por cuidar el medio ambiente, y más importante aún, qué hacemos para influenciar en los demás la cultura del cuidado al único medio de vida que conocemos. La respuesta para la mayoría será muy simple: nada. Pero aún estamos a tiempo, cada segundo cuenta. ¿Qué podemos empezar a hacer hoy para contribuir a disminuir el impacto ambiental y a la vez para influenciar a los que nos rodean de hacer lo mismo?
Es hora de tomar conciencia, pero no solo eso, es hora de tomar acción, porque para que las cosas sucedan, después de pensar hay que actuar.
@escamilla2000
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