Aprender de los errores

Me encuentro leyendo un libro que me parece fascinante. Este relata la vida de una persona que es hoy en día un exitoso empresario. Relata sus años de juventud cuando se alistó en las fuerzas armadas de los Estados Unidos para pelear la guerra de Vietnam, ocupando puestos de piloto de combate.

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El libro, ampliamente motivador, da una serie de lecciones sobre cómo ser un líder empresarial, haciendo referencia a que se necesita entrenamiento para los negocios, y que el ejemplo del entrenamiento militar se puede relacionar ampliamente con el mundo empresarial.

Algo me llamó la atención, en una parte de los relatos Robert comenta que durante los entrenamientos de piloto de combate se pasan muchas horas practicando situaciones catastróficas, de donde se pretende debes tratar de sobrevivir. Hace una referencia muy interesante, estableciendo que el mismo número de horas que pasó en el simulador aprendiendo a volar, lo pasó aprendiendo a salir de situaciones de alto peligro como volar con los motores apagados, o estar bajo fuego intenso.

También realiza el ejemplo de la escuela tradicional, donde relata que a los niños se les regaña cuando se equivocan o no obtienen un resultado correcto en una prueba, y lo relaciona como si a un bebe se le regañara cada vez que se cae cuando está aprendiendo a caminar. ¿Verdad que esto último suena absurdo?

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De los errores se aprende y de la práctica se mejora. Bajo esta filosofía, Robert impulsa en la gente el deseo de emprender. De practicar, fracasar, aprender de los errores y volverlo a intentar. Repetir las cosas tantas veces como sea necesario hasta crear la “memoria muscular” de los negocios exitosos.

Estamos acostumbrados a no equivocarnos para evitar regaños, pero esta educación nos ha hecho que digamos “no puedo”, en lugar de “lo voy a intentar”, a decir “no soy capaz” en lugar de “¿qué necesito hacer para ser capaz?”.

El día de ayer mi hijo de apenas año y medio me gritaba desesperado “¡no puedo!” tratando de colocar uno de sus juguetes en una posición determinada. Yo le dije “sí puedes”, y lo invité a intentarlo una y otra vez hasta que lo logró. Ver su cara de emoción por haberlo logrado fue ampliamente satisfactorio.

Atrevámonos a hacer las cosas. Intentemos, fracasemos, aprendamos, practiquemos, emocionémonos. De eso se trata la vida, de eso se tratan los negocios. Y la única forma de ser exitosos en la vida y en los negocios es aprendiendo, equivocándonos, practicando e intentándolo una y otra vez hasta que lo logremos. Eso será ampliamente satisfactorio.

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Les invito a leer a Robert T. Kiyosaki, quien cuenta con una amplia gama de libros sobre negocios. Particularmente el que relato en este texto es “8 lecciones de liderazgo militar para emprendedores”.

Por: Enrique Escamilla

@escamilla2000

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